El Rati Horror Show

 


Relato número uno. Un peligroso delincuente se traslada en un automóvil blanco por el barrio de Pompeya, en la ciudad de Buenos Aires. La policía descubre al criminal e inicia una persecución con la intención de capturarlo y poner a salvo a los vecinos. El caco inicia un tiroteo y detiene su huída sólo después de atropellar y matar a tres personas que cruzaban la calle. Finalmente termina detenido. Relato número dos. Un comerciante sin antecedentes penales se traslada en un automóvil blanco por el barrio de Pompeya, en la ciudad de Buenos Aires. Un coche sin identificación, con varios hombres en su interior, comienza a perseguirlo. El comerciante piensa que lo están por asaltar y acelera. Desde el auto asoma un muchacho de pelo largo y comienza a dispararle, acertando ocho balazos e hiriéndolo gravemente en la mandíbula. El comerciante queda inconsciente al volante y termina atropellando y matando a tres personas que cruzaban la calle. Finalmente termina detenido. Si tuviéramos que jugar a descubrir las diferencias entre ambos relatos, no tardaríamos en advertir que son muchas y notorias. Esas inmensas diferencias son las que distinguen la historia oficial difundida por la Policía Federal Argentina (el relato número uno) de la denuncia llevada al cine por el director Enrique Piñeyro en El Rati Horror Show, un nuevo documental que tuvo su estreno comercial el jueves pasado. El cineasta, actor y piloto de avión logra exponer de manera contundente ante la cámara que el comerciante fue condenado injustamente a partir de una manipulación deliberada de la causa judicial. Piñeyro no duda en afirmar que los oficiales de la Comisaría 34 (tristemente celebre por el asesinato de Ezequiel Demonty) alteraron las evidencias y que los supuestos testigos de la persecución no eran otros que amigos de los policías. Desde entonces, Carrera (casado, padre de tres hijos) pasa sus días en el penal de Marcos Paz y confía en que la presentación que el propio Piñeyro, Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nobel de la Paz en 1980) y Nora Cortiñas (fundadora de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) realizaron ante la Corte Suprema para exponer las irregularidades del expediente le permita salir en la libertad.

 

Nos auspician






 
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